Hemos estado muy cómodos, como si estuviéramos en casa. La relación calidad/precio es excelente, teniendo en cuenta que cada mañana una chica venía a hacernos el desayuno y arreglar la villa, incluyendo la colada si hacía falta. El mobiliario, la decoración... todo nos ha parecido perfecto. Además nos regalaron 2 masajes en la playa con nuestra estancia.

No es una crítica, pero es recomendable alquilar un coche para poder moverse por la isla, que es lo que nosotros queríamos. Hay un minibus que te lleva a la playa y a un centro comercial varias veces al día, de todas maneras.

Las Villas son de ensueño... muchísima tranquilidad, y una atención constante. Y aunque el inconveniente parecía ser que no estaba en primera línea de playa, esto no es problema porque está muy cerca y porque el hotel tiene un servicio gratuíto de transfer a La Plage, que es un club privado que tiene el hotel en la playa Trous dex. Allí hay disponible hamacas, y una playa preciosa, con servicio de bar y restaurante, y es gratuíto para los clientes de las villas. El hotel también ofrece servicio gratis al centro de Grand Baie.